Lo he escuchado en la radio, hace unos minutos, justo antes de ponerme a escribir. “Brevedad, ante todo, brevedad”. Las canciones deben ser cortas, las series deben ser cortas, los textos deben ser cortos… ¿Por qué triunfa Trump? Porque dice cosas de forma corta. Y las cosas que dice también son cortitas, ya me entienden.
Es inaceptable. Hasta los nombres se han vuelto cortos… ¿Dónde están los Ángel Benjamín de los Infantes o los Borja María Emiliano? ¡Incluso la comida! ¿Qué es ese plato, medio vacío, con ese chorreón verde y un trocito de carne? ¿Qué broma es ésta?
Las relaciones y las amistades se han vuelto cortas. Y con todo este languidecer, ¿qué pretendemos que pase con la inteligencia, con la dignidad de las sociedades o con las democracias? Pues claro, que se acorten, que se acorten para que sean digeribles para nuestra sociedad, ocupadísima en el incansable y noble trabajo de autodestruirse.
Hasta este post se ha vuelto corto. Inaceptable.
Me ha gustado tu artículo, pero siento discrepar, no todo es cada vez más corto. Los meses se han vuelto más largos para muchos, las excusas y cuentos chinos de los políticos para no formar gobierno también son más largos e insoportables, eso por no hablar de la tele, los realities y el sálvame son tan laaargos que se emiten en todos los canales a la vez, las 24 horas del día. Pero tu artículo se me ha hecho corto… y eso no es malo.
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¡Totalmente cierta! El próximo post se llamará “Demasiado largo, de verdad”. Y sí, hay cosas que se nos están haciendo demasiado largas, desgraciadamente.
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